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ACCIDENTE LABORAL ‘IN ITINERE’ DESDE LA OPTICA DE LA PREVENCION DE RIESGOS LABORALES

Publicado en21/07/2021
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Se considera accidente laboral ‘in itinere’ (latinismo que significa en el trayecto o camino) el accidente que ocurre al salir de casa para ir al puesto de trabajo o regresando a casa del trabajo. Sin embargo, no todos los accidentes de movilidad laboral pueden considerarse ‘in itinere’. Para determinar la tipología de accidente, debemos concretar si existe conexión entre el domicilio del trabajador, su lugar de trabajo, el trayecto y el horario.

El accidente debe ocurrir en tiempo inmediato o razonablemente próximo a la hora de entrada o salida del trabajo siempre que dicho accidente tenga lugar en el trayecto desde (o hacia) el domicilio habitual, sin desvíos para realizar otras actividades. Con la nueva Ley del Autónomo, esta normativa se aplica también a dicho colectivo. Cuando el desplazamiento se hace habitualmente en un medio de transporte, los percances también podrán tener la consideración de accidentes ‘in itinere’ a efectos de protección laboral.

Por su experiencia en seguridad laboral, Mape subraya un aspecto fundamental: el sitio del percance es determinante a todos los efectos. Por ejemplo, una caída estando todavía en el recinto de una vivienda unifamiliar, un día laborable a la hora de salir a trabajar, no tendrá la consideración de accidente ‘in itinere’ por haberse producido en un espacio privado. Sin embargo, se considerará accidente si tal percance se produce en las zonas comunes de un edificio de viviendas.

Otra excepción del accidente ‘in itinere’ es cuando se deja el lugar de trabajo antes del horario de fin de jornada por motivos privados, incluso estando autorizados por la propia empresa. Así, las circunstancias mínimas para que un accidente laboral tenga la consideración de ‘in itinere’ son:

  • El domicilio del trabajador debe ser el habitual.
  • El medio de transporte utilizado para el desplazamiento debe ser el normal o idóneo.
  • El trayecto será el adecuado, aunque no tiene que ser necesariamente el mismo.
  • El tiempo invertido en el trayecto debe ser el normal, sin interrupciones injustificadas.

Desplazamientos para trabajar

El desplazamiento, con uso de vehículo privado, es muy común en el entorno laboral, y el riesgo del desplazamiento también se considera factor de riesgo laboral. Hasta el 93% de los españoles deben desplazarse para acudir a su trabajo.

Más del 60% de los accidentes de tráfico en España se producen en el trayecto de ida y vuelta del trabajo (‘in itinere’), según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Los trabajadores sufren el doble de accidentes de tráfico en el trayecto de ida al trabajo (un 64%), que a la vuelta (33%), que se conduce más relajado.

En cuanto a los picos de siniestralidad,un estudio del RACE concluye que el 25% de los accidentes se produce entre las 7 y las 9 de la mañana, siendo el martes el día con mayores registros de siniestralidad vial laboral. Los accidentes mortales nos cuestan, de media, unos 2.000 millones de euros.

El ‘Primer Informe sobre la Seguridad Vial Laboral en España’, del Real Automóvil Club de España, también revela que la siniestralidad vial es mayor en otoño que en el resto de estaciones del año: un promedio de 18.000 accidentes en los meses de septiembre, octubre, noviembre, frente a 16.500 en invierno o primavera. El aumento de la siniestralidad vial laboral suele coincidir con alzas de tasa de empleo y la actividad económica.

El perfil con un riesgo mayor de sufrir este tipo de siniestro es el de mujer entre 16 y 29 años en los accidentes ‘in itinere’ (desplazamientos para ir o volver del trabajo), y hombres entre 16 y 29 años en los accidentes ‘en misión’ (durante la jornada laboral).

El 54% de trabajadores que sufrieron un accidente laboral vial conducía un coche, mientras que un 23% (uno de cada cuatro) conducía una moto, cifra seis veces superior a lo que estadísticamente le correspondería por uso.

Factores de riesgo

La seguridad del tráfico y de los desplazamientos laborales es una responsabilidad colectiva: necesitamos planes de movilidad, transporte público, comedores de empresa, políticas de ‘car-sharing’ (compartir vehículo). El conductor también tiene responsabilidad: estado del vehículo, actitud y estado para la conducción (las autopsias revelan que en el 49% de las muertes al volante se había producido un consumo de alcohol, drogas o fármacos, sustancias incompatibles con la conducción).

Para la PRL en el ámbito vial laboral, Mape, prescriptora de seguridad y salud en el trabajo, recuerda algunas pautas básicas:

  •  Factores relacionados con el conductor (sueño)

La neuro-fisiología clínica nos advierte de que la fatiga / somnolencia están detrás del 20% de los accidentes.

La conducción con somnolencia multiplica el riesgo por ocho. El problema se agrava en conducción de largas distancias y trayectos monótonos.

El principal trastorno del sueño es que en nuestro país (por motivos diversos, entre ellos el horario que no se corresponde con nuestro huso geográfico) estamos crónicamente privados de sueño. Dormimos una hora menos que otros europeos. Es un error la creencia de que el sueño es un lujo.

El sueño perdido no se recupera, y dormir poco merma nuestra capacidad de alerta, lo que entraña mayor riesgo de accidente al volante.

Hemos de recuperar la consciencia de que el sueño es una función fisiológica vital diaria, y que un adulto necesita dormir entre 7-8 horas.

  •  Consumo de alcohol / sustancias

El alcohol es la sustancia prevalente asociada al riesgo ‘in itinere’ y el factor que causa más daños colaterales (15-25% de la siniestralidad laboral).

Las empresas deben visibilizar el problema con políticas ‘adhoc’, pero evitando los abordajes punitivos o la estigmatización de los drogodependientes.

Todo programa preventivo incluirá sustancias como alcohol, tabaco, cannabis e hipno-sedantes.

  •  Desplazamientos y calor

La deshidratación puede producir agotamiento y colapso circulatorio. Al sudar, perdemos electrolitos, principalmente sodio y cloro, que deben reponerse con líquidos, preferiblemente soluciones electrolíticas salinas. Evitaremos beber agua en exceso: el déficit electrolítico puede causar espasmos musculares, debilidad o, incluso, convulsiones.

Los factores de riesgo (trabajador, vehículo, vía y entorno) pueden minimizarse con evaluaciones de seguridad industrial, investigación exhaustiva de incidentes-accidentes, evitar ciertos horarios (3 a 6 de la mañana), los trayectos largos y el horario nocturno, o gestionar la movilidad laboral (planes de movilidad de empresa). Para ello, Mape pone a tu disposición su servicio de Asesoría de Seguridad Industrial. Que nada te detenga ‘in itinere’.

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