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DESPIDO POR EMBRIAGUEZ, UN TEMA DE HONDO CALADO PARA LA PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES

Publicado en07/10/2021
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La embriaguez es muy relevante en materia de prevención de riesgos laborales. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña resolvió en 2018, contra el recurso de suplicación presentado por un obrero de la construcción, “desestimar la demanda contra la empresa y el Fondo de Garantía Salarial y confirmar la procedencia del despido, producido el 20 de abril de 2017”. El despido disciplinario se debió a que el trabajador presentó tres días seguidos síntomas de embriaguez.

Conducta reiterada contra la seguridad laboral

Como refleja la sentencia, “el primer día lo trabajó entero, si bien los compañeros avisaron al responsable. El segundo día, acudió el responsable de albañilería y, a la vista del estado en que se encontraba, después de comer, lo mandó a casa. El tercer día, el encargado de obra le indicó que después de comer fuera a las oficinas de la empresa, donde fue despedido.

Tras dos días de amonestaciones verbales, el despido fue disciplinario, basado en el artículo 54.1.f del Estatuto de los Trabajadores, por embriaguez habitual o toxicomanía si repercuten negativamente en el trabajo, considerando la reiteración de su conducta y el peligro que supone respecto de su labor como electricista en obra”.

Como fundamentos del derecho, la sentencia argumentó que “la actuación del trabajador los tres días en que acudió al centro de trabajo en estado de embriaguez, constituye una falta muy grave y culpable, acreedora a la sanción de despido impuesta por la empresa”. Pese a tratarse únicamente de tres días, el Tribunal entendió que la habitualidad estaba modulada por el riesgo, y que esperar más tiempo era incrementar la posibilidad de un accidente laboral. Se consideró probada la embriaguez por el testimonio de compañeros y superiores, sin prueba objetiva de detección. 

Mape, empresa con más de sesenta y cinco años de experiencia en la mejora de la seguridad y salud en el trabajo, apela en esta materia al Estatuto de los Trabajadores, que considera la embriaguez como un incumplimiento contractual. Las consecuencias del mismo pasan por amonestaciones por escrito, suspensión de empleo y sueldo de hasta 60 días o incluso la rescisión del contrato, es decir, el despido del trabajador.

Riesgos laborales del alcoholismo

Según la Federación Española de Enfermos Alcohólicos, un 50% de los accidentes de trabajo tienen su origen en el consumo abusivo de alcohol. El perfil estadístico del consumidor de alcohol en el trabajo se corresponde con varón, de 25 a 40 años, empleado de sectores como la hostelería, construcción o transporte. Existen otras estadísticas concluyentes:

  • Aproximadamente un 95% de la población en edad de trabajar bebe habitualmente alcohol.
  • Casi un 15 % de los trabajadores se encuentran incluidos dentro del grupo de alto riesgo de consumo alcohólico.
  • Casi un 30% de los trabajadores empleados bebe alcohol, en mayor o menor cantidad, durante los días laborables.
  • Un 14% de la población activa bebe más de 75 cc/día, y el 2% bebe en el trabajo.
  • Personas intoxicadas (alcohol o sustancias) protagonizan del 20 al 25% de la siniestralidad laboral en España.
  • El absentismo laboral es hasta 3 veces más frecuente en caso de consumo de alcohol.

Aunque el consumo se produzca fuera del horario de trabajo, los efectos llegarán al entorno laboral, causando un deterioro de la PRL.

Entre las señales que alertan de un posible abuso del alcohol encontramos las siguientes:

  • Mayor absentismo laboral, retraso en la hora de entrada, o salidas anticipadas.
  • Aumento de la conflictividad: cambios repentinos de humor, comportamientos violentos, etc.
  • Disminución de la productividad: el consumo de alcohol afecta de forma grave al rendimiento del empleado en su puesto de trabajo.
  • A lo que cabe añadir más bajas por enfermedad, somnolencia, problemas familiares y/o económicos, merma de la higiene personal, pequeños hurtos y, por supuesto, desatención de la protección laboral.

¿Qué entendemos por alcoholismo?

Hay muchos motivos que desencadenan la conducta alcohólica, desde la costumbre familiar a las presiones personales o sociales, la publicidad e incluso la necesidad de aceptación social en un círculo concreto (amistades, trabajo, etc.). Como denominador común, las víctimas de alcoholismo son personas que degradan todos los aspectos de su vida.

Dada la tolerancia social a un consumo moderado de alcohol, conviene precisar dónde empieza la línea roja del alcoholismo. La OMS categoriza el asunto como “enfermedad del alcoholismo” y especifica que “el alcoholismo es un trastorno que tiene una causa biológica primaria y una evolución natural previsible, lo que se ajusta a las definiciones aceptadas de cualquier enfermedad”. El alcoholismo no está incluido en las categorías diagnósticas de la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades 10ª edición).

Los especialistas suelen manejar términos poco específicos sobre la enfermedad -y hasta eufemísticos- como “síndrome de dependencia”. Aunque ambiguo, el término anterior sigue utilizándose con fines diagnósticos y descriptivos. En 1990, la American Society of Addiction Medicine definió el alcoholismo como una “enfermedad crónica primaria en cuya evolución y manifestaciones intervienen factores genéticos, psicosociales y ambientales. La enfermedad es progresiva y fatal. Se caracteriza por rasgos (continuos o periódicos) como deterioro del control sobre la bebida, obsesión por el alcohol, consumo pese a sus consecuencias adversas y perturbación del pensamiento, sobre todo, negación”.

Otras definiciones de alcoholismo enfatizan la situación de “dependencia clara del alcohol, lo que lleva a los dependientes a desarrollar unas conductas desviadas características asociadas al consumo prolongado”.

Estamos ante un problema de calado y no una conducta social inocua con fines recreativos. El alcoholismo se considera una enfermedad crónica de etiología no determinada, de instauración insidiosa que muestra síntomas y signos reconocibles proporcionales a su gravedad. Los adultos pueden clasificarse dependiendo del consumo en abstemios, bebedores sociales, alcohólicos sociales y alcohólicos. Con frecuencia, es mayor la adicción en el hombre que en la mujer.

Mape, especialista en seguridad industrial, insta a abordar las adicciones en la empresa. Ello empieza con un conocimiento profundo de la misma a partir de la evaluación de riesgos (riesgo psicosocial incluido) y el pertinente plan de prevención.

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