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EQUIPOS DE PROTECCIÓN LABORAL CONTRA LA SÍLICE CRISTALINA

Publicado en28/06/2021
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Mape advierte continuamente de los riesgos que conlleva la inhalación de partículas y sustancias aero-dispersas. Casi el 20% de la fuerza laboral en la construcción y afines está expuesta regularmente al polvo de sílice cristalina, cuya toxicidad se conoce desde la antigüedad (ya Hipócrates aludía a la ‘Epidemia de los Mineros del Metal’).

Cada año mueren en España 18.000 personas víctimas de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), siendo el cáncer de pulmón otra enfermedad profesional que causa numerosas víctimas.

Estudios epidemiológicos demuestran que “los albañiles tienen un riesgo incrementado de cáncer de pulmón”. Los investigadores lo atribuyen a la exposición regular a un ‘cóctel’ de sustancias cancerígenas (en especial la sílice libre cristalina), que desarrollan efectos sinérgicos, incrementando el potencial nocivo. 

Los riesgos provienen del polvo de sílice cristalina y agentes como las nano-partículas, resinas epoxi, fibras minerales artificiales, isocianatos, disolventes orgánicos, polvos de madera y humos de escape de motores diésel.

Los contaminantes desencadenan una reacción de defensa: el tejido pulmonar envuelve o tiende a ‘encapsular’ las partículas invasoras, lo que suele desencadenar fibrosis o –aún peor- neoplasias y procesos carcinogénicos.

El polvo cancerígeno y la seguridad laboral

El 17 de enero de 2020 concluyó el plazo para la transposición de la Directiva 2017/2398 por la que el polvo respirable de sílice libre cristalina pasa a ser oficialmente cancerígeno en toda la Unión Europea. En los puestos de trabajo en los que exista exposición deberá aplicarse el R.D. 665/1997 (riesgos de exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo).

La nueva Directiva Europea obligará a muchas empresas a modificar radicalmente su actividad de prevención de riesgos laborales (PRL), motivo por el que se aconseja seguir las pautas preventivas de la “Guía de Buenas Prácticas para la Protección de la Salud del Trabajador en la Manipulación de la Sílice Cristalina y los Productos que la contengan”, editado por Nepsi.

Por desgracia, existen muchos ambientes de trabajo polucionados por contaminantes diversos. La sílice cristalina, que se encuentra en la arena, grava, arcilla, piedra, etc., se libera en numerosas operaciones de construcción, tales como el corte, amolado o mecanizado de materiales, incluyendo los cerámicos. 

En contacto con la piel, el polvo de sílice provoca abrasión mecánica, daño a los ojos y lesiones oculares. Su inhalación puede causar irritación de la nariz, la garganta y las vías respiratorias. La exposición crónica a partículas de polvo inhalables (se depositan en los pulmones) puede producir silicosis, dolencia incluida en la lista de enfermedades profesionales (E. P.). Cabe puntualizar que antes del cambio de la Directiva Europea, la IARC ya había clasificado el polvo de sílice como carcinógeno del grupo 1.

Desgraciadamente aún hoy podemos ver obreros de la construcción que no emplean ni las sencillas mascarillas autofiltrantes, cuando los equipos motorizados y de suministro de aire y otros EPIs de trabajo son empleados en otros países incluso por particulares en trabajos de bricolaje, limpieza o pintura.

Material de protección laboral

 Como prescriptora de EPI, Mape recomienda los equipos motorizados como una solución de amplio espectro contra la inhalación de partículas/sustancias perjudiciales.

Los equipos motorizados y de suministro de aire son aptos para una amplia variedad de ambientes, aplicaciones y riesgos. Junto a su excelente usabilidad, ofrecen protección respiratoria, facial, ocular, auditiva y para la cabeza en un solo equipo. Permiten una respiración fluida y cómoda, sin esfuerzo alguno por parte del usuario. Su diseño prima la ergonomía, lo que los convierte en una alternativa muy adecuada en ambientes especialmente difíciles (altas temperaturas, entornos tóxicos, etc.).

Su uso está indicado para la protección frente a partículas (polvo, nieblas y humos metálicos), concentraciones de olores molestos de vapores orgánicos, gases ácidos y concentraciones de sustancias químicas. El campo de aplicaciones abarca la construcción y rehabilitación de edificios, demoliciones, agricultura, industrias químicas, alimentaria y de bebidas.

Es cierto que existen soluciones más económicas, aunque no ofrecen las mismas prestaciones y nivel de seguridad. De hecho, los respiradores motorizados deberían adoptarse de forma general en la construcción, donde se efectúan operaciones tan contaminantes como el chorreado abrasivo con arena (sandblasting), las demoliciones, o las intervenciones de ‘desamiantado’ (retirada del amianto). También deberían ser un EPI común en actividades de soldadura, minería, canteras, trabajo y labrado de la piedra, agricultura, intervenciones en el subsuelo (poceros, espacios confinados, etc.).

Para facilitar la selección, Mape brinda la posibilidad de una prueba sin compromiso, con el valor añadido de un asesoramiento profesional.

Servicio de prueba de ajuste facial

La protección respiratoria en el trabajo es una obligación empresarial que exige dotar a los trabajadores con Equipo de Protección Respiratoria (EPR). Además de contar con la pertinente certificación, el material de protección laboral tiene que ajustar bien.

Pues, sin un ajuste correcto no hay buena protección, especialmente cuando se trata de las vías respiratorias. La prueba de ajuste obligatoria, concepto que no existe hasta la fecha en España pese a la recomendación favorable del Instituto Nacional de Silicosis, permite asegurar la eficacia de la protección respiratoria.

La protección eficaz depende del buen ajuste del equipo. Los EPR ofrecen un Factor de Protección Nominal (FPN) ensayado en laboratorio, que indica la concentración máxima de contaminante frente a la que protege un equipo. Sin embargo, las condiciones reales de trabajo difieren mucho de las condiciones ideales del test de laboratorio.

Circunstancias como la presencia de vello facial, o la falta de entrenamiento en la colocación y ajuste del EPR pueden causar fugas de aire contaminado hacia el interior del EPI (‘inward leakage’) y alterar el factor de protección. Por este motivo, hay países que efectúan mediciones “in situ” (puesto de trabajo) para evaluar con mayor realismo los factores de protección, que se concretan en lo que conocemos como FPA (Factor de Protección Asignado) y ofrece una lectura real diferente del valor nominal.

Mape, con sesenta y cinco años de actividad en la prescripción de soluciones avanzadas para la protección laboral, ha incorporado a su amplio catálogo de soluciones la evaluación Fit 2 Fit®, desarrollada por la firma inglesa JSP, uno de los mayores especialistas en EPIs de protección craneal, respiratoria, ocular y auditiva.

Siempre hemos preconizado que incluso un buen EPI no sirve de mucho si no se usa correctamente o no se consigue un buen ajuste del mismo. Mape ha sido homologada para ofrecer la prueba de ajuste facial cualitativa de los EPR, un nuevo servicio que nos equipara con el Reino Unido, Alemania o Francia, muy exigentes con el ajuste de los equipos de protección respiratoria.

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