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LA PROTECCION AUDITIVA EN EL TRABAJO, UNICA ALTERNATIVA A UNA ENFERMEDAD PROFESIONAL

Publicado en11/06/2021
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La Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL) ha advertido en diferentes ocasiones de que una de cada diez personas tendrá pérdida auditiva debido a la contaminación sonora, que produce daños irreparables en la salud. ASEPAL indica que la exposición al ruido es algo cotidiano, subrayando que “sufrimos en muchas ocasiones niveles nocivos de ruido que no sólo perjudican al sistema auditivo, sino que también pueden causar otras enfermedades”. El ruido tiene efectos fisiológicos, como la hipoacusia (pérdida de audición), y efectos psicológicos menos evidentes, como el aumento del estrés, que afectan al rendimiento laboral.

La hipoacusia es la enfermedad profesional más habitual en Europa. La aparición de zumbidos o pitidos (acúfenos) es uno de los primeros síntomas de alarma. Los equipos de protección auditiva tienen como finalidad combatir las consecuencias perjudiciales del ruido y minimizar los riesgos. Mape insta al trabajador a asegurarse de que sus EPIs de trabajo cumplen con la normativa, llevan el marcado adecuado y van acompañados del pertinente folleto informativo. Para guiar a sus cliente, MAPE cuenta con un servicio de Asesoramiento en la selección de protección acústica.

Contaminación acústica

Expertos en audiología señalan que la contaminación acústica es “una plaga que afecta especialmente a los menores de 35 años”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras la contaminación atmosférica, la acústica es el factor medioambiental que más daña nuestra salud.

La audióloga de la Universidad CEU San Pablo, Mª Luisa Sánchez Rodríguez, explica que existen factores físicos como el tiempo de exposición, intensidad, distribución frecuencial o el tipo de ruido (intermitente o continuo) que determinan los efectos nocivos. También subraya que “no podemos subestimar los factores psicológicos, como son la sensibilidad de cada individuo y la situación en la que se encuentre (laboral, ocio, estudio, sueño…).

Las recomendaciones de la OMS respecto a los niveles máximos de exposición al ruido (65 dB durante el día y 55 dB en la noche) no siempre se respetan. En España, cerca de 9 millones de personas están afectadas por niveles de ruido superiores a 65 dB.

Al respecto, la audióloga Sánchez Rodríguez dice que “estamos obviando las recomendaciones”. El desconocimiento del problema nos ha hecho asumir como normales exposiciones que superan el umbral de los 80 dB. Nuestro oído tiene cierta capacidad de recuperación; sin embargo, la exposición a intensidad acústica elevada y prolongada origina una pérdida de audición irreversible. Ello se debe a la muerte de las células ciliadas de la cóclea, responsables de la audición. El fenómeno se produce gradualmente y las personas no son conscientes del daño acumulado hasta que esta hipoacusia adquirida se suma a la pérdida auditiva por el envejecimiento.

Poco se puede prevenir lo que no se conoce. Por ello, la identificación y cuantificación de los riesgos para la salud asociados a la exposición al ruido y a la contaminación acústica son la base para la acción preventiva y la mejora de la salud de la población.

Los necesarios equipos de protección auditiva

En el ámbito laboral no podemos ignorar los problemas inherentes al ruido. Pudiera parecer que la hipoacusia (sordera) por sobre-exposición sonora es un ‘tributo’ del trabajo. Nada más lejos de la realidad. La sordera está reconocida como enfermedad profesional por el Real Decreto 1299/2006, encuadrada en el grupo 2, como enfermedad causada por agentes físicos, siendo un problema que se agrava progresivamente en Europa.

Conviene la sensibilización al respecto. Con la publicación del nuevo Reglamento sobre Equipos de Protección Individual UE 2016/425, el 21 de abril de 2018 entraron en vigor algunos cambios sustanciales.

La novedad normativa estriba en el cambio de categoría EPI de la protección auditiva industrial. Así, los ruidos nocivos pasan de la Categoría II a la III, considerándose la pérdida de audición como un daño grave e irreversible para la salud.

El cambio de categoría de EPI supone reconocer la importancia que tienen los equipos de protección auditiva en la salud laboral: a mayor categoría, mayor control del proceso productivo. El fabricante no solo debe someter sus equipos al control por parte de un laboratorio independiente designado por la UE para verificarlos, sino que además debe superar un control anual de garantía de calidad.

Espacios de trabajo ruidosos

Para la información de los trabajadores, es fundamental destacar que el uso de cascos de protección auditivatapones desechables u otros EPIs de trabajo no impide cobrar el plus por daños laborales.

Una sentencia del Tribunal Supremo estableció el cobro de plus salarial por una presión sonora general superior a los 80 dB aunque los trabajadores empleen protectores auditivos. El citado tribunal argumentó que “el nivel de ruido soportado en el trabajo se mide por los decibelios que hay en el puesto laboral sin el uso de los cascos de protección”. La sentencia (20 de junio de 2018) establecía literalmente: “el trabajador tiene derecho al plus salarial por los altos sonidos si los decibelios superan el umbral en su lugar de trabajo, aunque use elementos de protección, salvo que el convenio precise que la medición se haga con las orejeras de seguridad puestas”.

El espacio de trabajo determina el bienestar y la productividad, ya sea en una fábrica de embutidos o en la start-up más ‘cool’ y vanguardista. El confort acústico (cuestión ergonómica) depende del espacio de trabajo. Pese a una tendencia creciente a las oficinas abiertas, la falta de privacidad, el ruido ambiente y las distracciones repercuten negativamente en la productividad. Lo cierto es que pensamos en solitario y, en una fase posterior, socializamos. Por este motivo, los espacios de trabajo de co-working, que carecen de zonas de privacidad, favorecerán el intercambio de ideas, pero no la creación de las mismas. Y, por añadidura, el trabajador irá ensordeciendo sin ser consciente.

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