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¿TE ESTAS PONIENDO CORRECTAMENTE TUS EQUIPOS DE PROTECCION INDIVIDUAL RESPIRATORIA?

Publicado en24/05/2021
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Los Equipos de Protección Respiratoria (EPR) son imprescindibles para proteger la salud de los trabajadores. La seguridad laboral siempre tendrá brechas mientras los usuarios no conozcan a fondo el material de protección laboral puesto a su disposición. Específicamente, la elección de los EPIs de trabajo más adecuados en función de la actividad, así como el uso correcto de los mismos, son requisitos básicos para una óptima prevención de riesgos laborales.

Dado que la protección respiratoria es compleja, los fabricantes suelen editar guías. En este blog ya nos hemos referido a la completa Guía de Protección Respiratoria de JSP, con información específica sobre: la elección del EPR, requisitos del mantenimiento, pruebas de ajuste facial antes de usar el equipo por primera vez, inspección, compatibilidad o circunstancias a tener en cuenta, como la presencia de vello facial, etc.

Ajuste, la clave de la seguridad industrial

Uno de los factores clave cuando hablamos de equipos de protección respiratoria es el uso correcto y el ajuste adecuado de los EPR. Un ajuste incorrecto puede hacer ineficaz la protección. Hay una serie de pautas a seguir escrupulosamente, entre ellas:

  •  Elegir del producto de protección respiratoria más adecuado.
  •  Leer y seguir las instrucciones y requisitos de mantenimiento del fabricante.
  •  Hacer formación y pruebas de ajuste facial antes de usar el equipo por primera vez.
  •  Inspeccionar los equipos para detectar daños o suciedad antes y después del uso.
  •  Comprobar la compatibilidad con otros EPIs que se usen simultáneamente con los EPR.
  •  Valorar cualquier circunstancia que pueda interferir con el uso seguro del EPR.

Todo ello ocasiona un número de variables y casuística diversa. Pero, las preguntas de los responsables de prevención siempre giran en torno a qué es la prueba cualitativa de ajuste facial y por qué es tan recomendable o qué es el Factor de Protección Asignado (FPA). De estos dos temas troncales emanan otras preguntas, por ejemplo: ¿qué características necesita un EPR para proteger correctamente? y ¿qué soluciones EPR existen para asegurar protección y ajuste óptimo? Vamos con lo básico.

FPA de los EPIs de trabajo

La calidad del aire respirable es un asunto vital fuera y también dentro del trabajo.

Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirman que las enfermedades respiratorias son la segunda causa de muerte en España. La protección en el trabajo es una obligación empresarial. Mape, avalada por más de seis décadas como prescriptor de equipos de protección individual en el trabajo, reivindica el uso de Equipo de Protección Respiratoria (EPR) de calidad contrastada y certificada, subrayando además que “tienen que ajustar bien. Pues, sin un ajuste correcto no hay buena protección, especialmente cuando se trata de las vías respiratorias”. El FPA (Factor de Protección Asignado), concepto que no existe en España pese a la recomendación favorable del Instituto Nacional de Silicosis, permite asegurar la eficacia de la protección respiratoria, ofreciendo una indicación del grado de protección en condiciones reales de uso.

Es muy recomendable considerar toda disparidad entre el Factor de Protección Asignado (FPA) y el Factor de Protección Nominal (FPN). En función de su categoría y características, los EPR ofrecen un Factor de Protección Nominal ensayado en laboratorio, que indica la concentración máxima de contaminante frente a la que protege un equipo. Sin embargo, las condiciones reales de trabajo difieren mucho de las condiciones ideales del test de laboratorio.

Circunstancias como la presencia de vello facial, o la falta de entrenamiento en la colocación y ajuste del EPR pueden alterar el factor de protección. Por este motivo, hay países que efectúan mediciones “in situ” (puesto de trabajo) para evaluar con mayor realismo los factores de protección. Así, Reino Unido, Alemania o Francia tienen en cuenta el Factor de Protección Asignado (FPA), que es menor al Factor de Protección Nominal (FPN) y se obtiene con mediciones en el puesto de trabajo. Un FPA de valor 10 supone que el equipo de protección, correctamente utilizado, será seguro frente a concentraciones peligrosas de hasta 10 veces el máximo permitido para un contaminante.

Respecto al FPA, JSP advierte de que “los FPA pueden considerarse un indicador fiable si hay un ajuste adecuado entre el equipo y la cara del usuario, y los trabajadores están adecuadamente formados y supervisados; mientras que los FPN deberían emplearse para la comparación de especificaciones técnicas de diferentes equipos de protección respiratoria”.

Reducir la incertidumbre

Humo, vapores, polvo, partículas respirables, sustancias químicas, agentes biológicos aero-dispersos, etc. provocan serios daños a la salud en forma de neumoconiosis, silicosis, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón… Los trabajadores no deben albergar dudas sobre la eficacia de sus EPIs.

Existen alternativas a la incertidumbre, como:

  • Filtros con tecnología ‘PressToCheck’©. Es una solución de auto-chequeo diario, patentada por JSP, que permite al propio usuario comprobar instantáneamente si lleva bien puesta la máscara o EPR. El ajuste perfecto a la cara del trabajador se consigue en 3 pasos (ajustar, apretar y probar).
  • Kit para evaluar el ajuste facial. Puede servir no sólo como método para garantizar que los trabajadores están adecuadamente protegidos sino también como forma eficaz de enseñarles la forma correcta de ajustar una mascarilla.

Mape ofrece un servicio de Asesoría de Seguridad Industrial orientado a la formación del personal a través de talleres de protección respiratoria y la fundamental prueba cualitativa de ajuste facial.

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