SALUD LABORAL: ES NECESARIO DAR VISIBILIDAD A LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL
La salud mental no puede seguir siendo un tabú. Forma parte de la salud integral de las personas, y cómo tal debe ser su abordaje.
Son muchas las campañas institucionales para dar visibilidad a la salud mental, erradicando con ello conceptos anacrónicos cargados de prejuicios.
En esta ocasión, Mape, especialista en soluciones de seguridad y salud laboral de la cabeza a los pies, quiere compartir en su blog la iniciativa de la FIFA y la ONU sustanciada en la campaña #ReachOut. Su objeto es concienciar sobre los problemas de salud mental, animar a las personas a buscar ayuda cuando la necesiten y tomar medidas para mejorar la salud mental de la población en general. La iniciativa cuenta con el apoyo de jugadores de fútbol en activo y retirados.
La depresión afecta a más de 260 millones de personas en el mundo, y los jóvenes se encuentran entre los más vulnerables. El suicidio es la cuarta causa de muerte no natural entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Salud mental, parte de la protección laboral
Mape entiende que –además de evitar los accidentes laborales- el trabajo digno es una oportunidad para hacer salud. Por eso damos la bienvenida a #ReachOut y similares iniciativas, al tiempo que promovemos el conocimiento, consciencia y debate sobre una cuestión de salud que es indisociable de la prevención de riesgos laborales.
Conviene seguir insistiendo en el uso de EPIs de trabajo, sin olvidar la importancia de la salud mental. El discurso teórico es bien conocido: la salud mental es clave para el bienestar del trabajador y la productividad de la empresa.
Nadie se atrevería ya a negar que la salud es un concepto transversal e integral que abarca cuerpo y mente. Sin embargo, los prejuicios sociales han llevado a estigmatizar a las personas con problemas de salud mental como si no tuvieran la misma legitimidad que la diabetes o la hipertensión.
Los trastornos mentales son una de las principales causas de incapacidad laboral en países desarrollados y, según un estudio de la Asociación Europea para la Depresión (EDA), 1 de cada 10 empleados ha causado baja laboral por depresión.
Esta dolencia afecta a 300 millones de personas en el mundo y es la primera causa de discapacidad, según la OMS. Por tanto, gestionar los riesgos psicosociales y promocionar la salud mental en el trabajo (o a pesar del trabajo) son dos de los retos más importantes para conseguir empresas saludables.
La Unidad de Psicología de Mutua Universal advierte que “las empresas tienen un papel fundamental en la prevención y cuidado de la salud mental de los trabajadores a través de la promoción de ambientes de trabajo saludables.
Aún existen prejuicios acerca de lo que puede representar la depresión, lo que provoca que muchos casos no se diagnostiquen ni reciban un tratamiento adecuado y se estigmatice, además, a las personas que la padecen.
Entre todos debemos contribuir a crear una cultura que entienda que la mayoría de las enfermedades mentales que existen en la población trabajadora son tratables y en muchos casos pueden prevenirse”.
A vueltas con la salud mental
El discurso teórico (políticamente correcto) se queda en una mera declaración de intenciones. La realidad frecuente en la empresa es más dura: o no se hace nada por la salud mental, o –peor aún- es la propia empresa la que atenta contra la salud mental de sus trabajadores.
Los diamantes se hacen bajo presión y el oro limpia sus impurezas con el fuego. Por analogía, parece que las empresas tensionan la salud mental de su activo humano sin que sepamos bien en aras a qué proceso de mejora (si lo hubiere). Con las honrosas excepciones de siempre, lo general es que las organizaciones que no atajan el desgaste profesional de su plantilla acaben afectando a la salud física y mental de la misma.
Las nuevas condiciones de productividad y competitividad empresarial están reñidas con la salud mental porque son generadoras de inseguridad, presión laboral-carga mental, estrés y ‘burnout’ (síndrome de estar quemado).
La promoción de la salud mental en el puesto de trabajo debe cuidar la mente, consiguiendo, como propone la OMS, que la salud mental sea “un estado de bienestar en el que la persona desarrolla sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”.
Mape, focalizada en el bienestar de las personas, considera que restar visibilidad al problema de la salud laboral mental es insolidario, pero, además, un desperdicio del talento humano y un lastre para la seguridad laboral de los trabajadores.
